Rubén Jiménez, de 40 años, pastor de El Carpio de quinta generación, maneja un rebaño de más de 3.500 merinas.
La trashumancia es una práctica que ha sobrevivido a lo largo de los siglos, adaptándose a los tiempos modernos, pero sin perder su esencia. Rubén Jiménez, de 40 años, lo sabe bien. Él es un pastor de Carpio de quinta generación, que maneja un rebaño de más de 3.500 merinas. Sigue los pasos de su padre, su abuelo, su bisabuelo Fermín y de su tatarabuelo, quienes emigraban con sus ovejas a Extremadura y León. Sin embargo, ha sabido actualizar el oficio a los nuevos tiempos, manteniendo viva esta práctica ancestral, pero sin salir de la provincia.
El Norte de Castilla – José Carlos Castillo (Valladolid)
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